Ir al contenido principal

Otro sábado





Salimos más tarde porque decidimos irnos en el coche de Roberto. Error: había un tráfico tremendo con todo y que nos fuimos por el segundo piso del periférico, como se muestra en la foto. Más adelante encontramos dos accidentes y al final llegamos cuarenta minutos tarde. ¡Bah!
Lo bueno que la encontramos tranquila y con más que buen ánimo para engullir la torta de milanesa que le llevé. Hecha en casa, naturalmente. Ahora está más resignada a pasar toda la semana próxima en el hospital, y de ahí veremos lo que dicen los médicos. Al parecer el lunes inicia el tratamiento completo, y por media semana quizá le hagan otro Dopler.
A la salida y en vista del trafical que había resolvimos meternos al centro comercial de Perisur. La navidad lo tenía invadido, como también muestra la foto.
Yo me sentía de lo más ranchera, hacía mucho que no veía tales cantidades de gente y temía perderme, andaba yo detrás de Mauricio todo el tiempo porque tantas luces y tiendas y gentes me marearon. Pasa la factura eso de haber dejado la capital hace tantos años. Claro que Monterrey tenía lo suyo, pero qué se puede comparar en tamaño con el DF.
Luego de deambular un rato y de un café, nos volvimos a meter al tráfico porque ya queríamos descansar en casa. No sé qué tanto se aprecie en la foto el periférico nocturno pero más adelante, de ser posible, tomare la foto con la cámara porque se ve todo padrísimo con tantas luces...
Ahora, al fin en casa, menos tensa aunque cansada, me dispongo a descansar porque mañana, como cada día desde que estamos aquí, inicio la misma jornada de cada día...

Comentarios

ADM ha dicho que…
Hola, creo que los médicos de ese hospital necesitan gafas o unos buenos lazarillos; a todas luces es evidente que deberían dar de alta a Paola [...e internarte a tí!!! jajajajja (broma, no te molestes), pues se ve ella más sana que tú y que yo]. De cualquier manera es motivo de alegría ver a Paola bien.
Respecto a la ranchería o rancheréz, de sentirse extraño en una megalópolis, no me extraña de tí. Bueno, a mí también me pasa cuando llego de mi pueblo a esa urbe. Mejor acá!!!. Abrazos afectuosos. ADM

Lo que más te gustó

Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio