Antier comenzó esta racha de frío, con ocho grados, y el clima de hoy indica sólo cuatro. Para nosotros, acostumbrados al clima mediterráneo, esto es un extremo y comienzo a notarlo en la piel que parece de cocodrilo, en los labios que se resisten a sonreír so pena de ardores y roturas, en el alboroto de mi alergia al frío, en el aire helado que aún dentro de mi casa percibo alrededor del cuello o en la espalda... Mis amigas y amigos me dan toda clase de recetas, desde un abrazo apretado hasta comer chile muy picoso y tomar tequila como hace mi amigo mexicano pero ya berlinés Arturo Pantaleón. Lo que yo veo es que sí, que el calor humano es lo más importante. Esos consejos son como aliento calientito para cobijarme, para sentirme rodeada y frente a una chimenea. Así que al rato que llega Carmen tomaremos chocolate y seguiré, pensando en todos ustedes, mis amigas, mis amigos, que estoy blindada contra el frío porque me tienen cubierta con el plácido calor de su amistad.
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias