Después de los avatares en el DF y el tremendo cansancio que me dejó la ciudad, este remanso de Ensenada es una maravilla. Visita de los amigos, vino, una película de la muestra de cine francés, una comida con mis amigas, una gripa, dos gripas: la de Iris y la mía, el cumpleaños de Alonso su hijo, los traídos y llevados tamales de Merino, aire frío, la Nube aterida en su canasto, y sobre todo: ¡hogar, dulce hogar!
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias