Estuve días y días con la computadora descompuesta, y resulta que no pasó nada. Claro, se acumularon los mensajes, hay un poco más de trabajo para responder, pero no me sentí desconectada ni perpleja ni solitaria ni mucho menos desesperada... Sin embargo, tengo que admitir que retomar este espacio me hace sentir como cuando me tomo una taza de café con todo y su ritual... Ah, olvidaba mencionar que lo que nunca he perdido es mi libreta ni mi pluma.
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias