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Mostrando entradas de enero, 2008

En las nubes

Coto de caza Desde la altura miro animales telarañas redes metrópolis que laten furia animales de caparazón luminoso continentes de dramas donde las lenguas lamen su miseria oxidada y las historias se truncan o renacen. En ese brillo artificial percibo el fondo negro de sus abalorios: parpadeo que me provoca no me ciega. Remonto hacia la noche en el vientre del pájaro. No hay geografía que valga desde estas alas de metal, sólo el presentimiento de ciudades que respiran su luz para atraer incautos a sabiendas de que, bajo las nubes, todo se ha vuelto ya coto de caza. Vuelo Tijuana-México, mayo 23 de 2000 y 01:30 hrs.

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice

Entre sueños

La casa de mi infancia Se desvanecen sus paredes entre los calendarios. Ya casi es el otoño. Los mosaicos de la entrada perdieron sus colores con el agua del tiempo. Cuando duermo estoy de caza: toco sus puertas, examino sus pasillos. No la encuentro. La casa de mi infancia no está en mis manos ni en mis sueños. Mi casa, si existió, ya nadie sabe dónde.

A raíz de una carta...

Mi amigo escribió su tristeza al ver lo que sucede en un país de centroamérica, y por desgracia me parece que el modo en que ahora vivimos en la mayor parte del mundo, nos iguala más que nunca aunque no para bien... Aquí comparto lo que reflexioné al respecto. Carlos, lo más triste es que tú hablas de tu patria y sin embargo siento que miro a cualquiera de mis niños mexicanos que hacen exactamente lo mismo para allegarse de recursos, en los márgenes de las carreteras, bajo inclementes días de sol, sin un solo arbusto en los alrededores y sin tener qué ponerse para paliar el sol, sin agua, solamente polvo seco, tierra, así se ven cada tanto los grupitos de ancianos y niños. La primera vez que me tocó me detuve a preguntar qué hacían, si vendían algo o por qué estaban ahí tanto tiempo. Venimos a pedir, dijeron. No tienen comida y sus casas no se miraban en todos los alrededores, a menos que fueran cuevas, que no es difícil. Se mantienen apostados al margen de la carretera porque saben qu

Carmen, Ana Gabriela...

Por orden cronológico, me enteré primero de la salida de Carmen Aristegui de la estación de radio donde tenía su programa. Tiene muchos años que hemos seguido a Carmen por los medios en donde ha trabajado porque respetamos mucho su trabajo. Sobra decir que es una mujer inteligente, valiente y con convicciones. Que la hagan salir de la radio por insistir en poner el dedo en la llaga, por buscar incesantemente la verdad desde todos los ángulos y por no de dejarse silenciar o modificar, es un hecho por demás lamentable. Tanto como lo es la renuncia de Ana Gabriela Guevara a su carrera deportiva. Esta mañana anunció su decisión de salir del deporte, decepcionada por un sistema que le ofreció y prometió muchas cosas que no han sido cumplidas. Porque no pidió para ella, porque quiso ver por los cuadros base como ella los llama, no por los deportistas que por las razones que sea ya son famosos; porque la corrupción y la tocadera de puertas la desgastó y decepcionó, nos vemos precisados a mira

Por eso, por eso...

Antes de que se me olvide tengo que comentar acerca de lo que estamos viviendo económicamente en el país. Increíblemente, en mi caso y el de muchas personas que conozco, pagamos un dineral por concepto de consumo eléctrico sin que sepamos por qué y sin que sirva para algo la visita de inspectores tras inspectores que vienen, revisan, apuntan, se van... y todo sigue igual, no disminuye el monto del recibo. Y desde luego que eso no es todo, ya habrán visto los aumentos galopantes y solapados en las tiendas, pero eso sí, nuestro espurio en turno avisó que bajan las tarifas de electricidad para la industria, y nosotros bien gracias... Sabemos bien las condiciones de pobreza que vivimos en la mayor parte del país, y precisamente lo comento porque me invitó una señora a participar en eso de dar regalos de reyes para los niños de algunas colonias marginadas. Le dije que me apuntara y cuando me dio la cartita de una niña de once años me acordé de mi propia infancia y lo que más tristeza me dio

Publicación del libro de Estela Guerra

Aunque no lo he leído porque por lo pronto está a la venta sólo en la capital del país, sé lo que le ha costado trabajar esos textos hasta su publicación, y todas quienes ponemos nuestro empeño en el trabajo de la palabra sabemos lo que cuesta, así que va desde aquí una muy calurosa felicitación pero también un reconocimiento a su esfuerzo y empeño. Lo publica la universidad, así que ya sabrán, seguro vale mucho la pena. Tiene cuentos y relatos urbanos, y ahora sólo nos resta esperar alguno de poesía... Espero seguir su ejemplo y ponerme las pilas, a ver si este año ya publico alguna cosa, ¿no?

Pensando en alguien que me inspira...

Tejedora de luz para Norma Durand González Ella mira la vida con sus manos y no hace caso de callos ni de penas. Hila en lo oscuro sus luminosas horas, las cuenta por el ruido que hacen, estudia los murmullos que provocan. Vive en la sombra de un lugar ajeno, en donde el resto de nosotros pierde el paso. En su memoria guarda penumbras minuciosas. Ella estira sus dedos incansables tocando mi cabeza, calculando el volumen mis huesos, averiguando de quién heredo mis facciones. Para ella soy así: una delgada niña quieta que cambia el timbre de su voz conforme avanza el tiempo. Y si ella no ve en mí más que a la niña, su certeza me devuelve fiel mi infancia. Yo necesito recordarla cada vez que me pierdo, cuando es más densa la angustia de la luz. Yo necesito recordarla con su esplendor de ovillo para saber como ella que contra todo puedo.

Recomenzar

Pasaron ya los Reyes. Como cada año, coseché mi ración de muñequitos para hacer tamales en febrero, y eso me pone contenta, contrario a la mayoría que se queja o de plano se traga los muñequitos, como yasabenquién ... Muy recomendable la rosca de la Ribera, en Tijuana, que nos recomendó Lety. Es distinta de la que estamos acostumbrados en el centro del país, aunque creo que últimamente los pasteleros se han puesto creativos y decidieron modificar la rosca tradicional para presentarla ahora rellena de queso crema, de pasta hojaldrada rellena de nuez, con cubierta de mazapán, en fin, espero que eso no provoque que dejen de existir las tradicionales. Tengo ya más de una docena de muñequitos de toda talla que he guardado de muchas de las roscas que me ha tocado compartir con familia y amigos. Los aguaceros estuvieron torrenciales en Tijuana, nos tocó visitar una zona donde el lodo parecía gelatina y había que adivinar los precipicios para no precipitarse...Aquí en Ensenada creo que no llov