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Mostrando entradas de noviembre, 2017

El homenaje del pintor

En la reunión hay pura fauna local hippie, departiendo; somos bastantes pero cabemos bien en casa. Hace años somos amigos, nos encanta estar juntos y pasar tardes charlando, comiendo y bebiendo. Hoy alguien comentó que uno de nuestros amigos, el pintor, tendrá una despedida en el centro de cultura porque se marcha de la ciudad, de modo que salimos de la casa para dirigirnos a su homenaje. Vino algo de gente, todo el mundo conoce al artista. Me gusta este espacio de aspecto rural con su olor a madera. Entre el público se encuentra este hombre alto que me presentaron en la casa, con sus dos hijos pelirrojos, igual de serios que él, con su mismo aspecto frágil. El niño mayor –de unos diez años- me platica que está triste porque se marchan a otro lugar y no quiere irse. Disimula una lágrima y su desesperación.   Le digo que puede contarme lo que sea, que me encantará escucharlo. Le pregunto su edad y me dice que tiene 21 años. Sonreímos y lo abrazo pero esto provoca su llanto. Le digo q

Antro de las maravillas

Entré al lugar porque no había podido asistir a su reciente inauguración, sabía que era muy visitado. Al subir la escalera de caracol tuve que regresar del tercer piso porque hay dos hombres haciendo el amor a pesar de la incomodidad y de las miradas de los visitantes. Yo tengo que llegar al cuarto piso así que entro a uno de los salones para ver por dónde puedo subir. Encuentro un salón adornado todo con herrería, pequeños barandales cubiertos de enredadera conforman espacios íntimos. Hay profusión de flores color azul pálido y sin duda la vajilla indica que ese espacio es para gente exquisita. Pregunto por dónde subir y me remiten a la escalera de caracol a la que no quiero volver. Ya que ando visitando este espacio me doy cuenta de que es más grande y diverso de lo que parece. En este otro salón el ambiente cambia notablemente, el piso es de mosaico dominó, todo es en lustroso blanco y negro excepto ese espacio con unos labios rojos pintados que es un despachador de vino: se le

La compra de las verduras

Busco verduras para llevar a casa, voy montada en la bici por una gran avenida y tengo que pasarme a un carril más alto. Creo que por el esfuerzo la cadena de la bici se salió, pero no estoy segura porque jamás me traslado por este medio y además sigue rodando. De cualquier modo, llego a mi destino: en esa casa venden muy buenos productos. Una vez seleccionada mi compra, me doy cuenta de que no tengo manera de llevarla, mi bici no tiene canastilla y dudo poder llevar la mercancía colgando de una mano como lo hace el señor que está a punto de salir. Ante tal dificultad prefiero despertar.