Por un lado, mi alumna terminó su libro y es muy importante ese punto final de cierta etapa de su vida. Le toca iniciar nuevas páginas con otra tinta y me alegra acompañarla en ese hallazgo venturoso y prometedor. Pero... hace rato, revisando los escritos del blog, me di de frente con la foto de Tango, el perrito abandonado por la madre que después de muchos intentos nuestros de sacarlo adelante, finalmente sucumbió. En la foto del blog es el que tiene una patita fuera de mi zapato y me ha dado mucho dolor mirarlo así, como si todavía estuviera con nosotros. Eso es, naturalmente, porque pienso en todas las criaturas inocentes que por causas ajenas pierden la oportunidad de ver crecer sus vidas...¿o porque estoy deprimida? ¿menopáusica? ¿solitaria, melancólica?¡es horrible!
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias