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Mostrando entradas de diciembre, 2019

Despedida

Por fin se cierran las puertas del salón. Desfilaron 365 días colmados de cuanta cosa, para bien o para mal. Hacer recuento ahora es ocioso, quizá sea mejor una reflexión personal, íntima, que si embargo comparto porque como todo mundo sabe, estoy hecha de todo lo que me rodea, de lo que he recibido, de lo que he podido dar, de lo que con tanta generosidad me han regalado. Así que pienso: más allá de la circunstancia que me condujo a trasladar mi lugar de residencia a un lugar alejado por más de tres mil kilómetros, más allá de haberlo hecho cuando menos lo esperaba aunque tuviera planeado hacerlo en algún momento de mi vida; más allá de las vicisitudes que implicó el periplo; más allá de la pena y el miedo por la pérdida... me encuentro conmigo todavía. Aquí, en este nuevo hogar que me aloja con las paredes aún frías, sin muchos ecos de tertulias o poesía, con ruidos nuevos, diferentes, con grietas enmohecidas por el clima y aromas de humedad desconocidos. Sola en este nuevo hogar

Ella, la más pequeña

De niña su melena era negrísima, brillante como sus ojos. De grande se hizo experta cocinera y solía prepararme unos taquitos dorados de papa que nadie más hace como ella. Como en toda la familia sus habilidades manuales siempre salieron a relucir, a pesar de no ser muy paciente. Un día enfermó y la fui a cuidar de noche al hospital, donde la pasé dando vueltas para atender a sus vecinas de cuarto porque ella estuvo dormida plácidamente y pronto se recuperó. Pero otro día, aciago y triste para nosotras, enfermó y la operaron de apendicitis. Ahí, el galeno que la atendió cometió un error en la cirugía y desde entonces arrastra los males que eso conlleva, que no son leves ni pasajeros. Viajes y viajes de regreso al hospital, a urgencias, a internarla en La Raza, a operarla de nuevo con cirugías de siete horas, darla de alta y recibirla de nuevo en el hospital... Ahora lleva siete meses sin probar bocado y está superando una cicatrización muy delicada que ha tomado mucho tiempo. Pero

Para ella, que ya no recuerda...

Contra todo pronóstico llegaste. Tu memoria hecha trizas  tu cariño entero. Habíamos hecho un trato y aunque no supiste cómo, lo cumpliste: llegaste a la tierra que te vio nacer a conocer mi casa, a más de tes mil kilómetros de aquella donde moras y eres feliz. Se nos movieron el piso, los tiempos, las emociones, las épocas y los recuerdos. A veces era yo tu hermana, a veces tú no sabías quién era. Pero en el fondo, donde se guardan los secretos, tu y yo supimos que los lazos entre nosotras siempre serán irrompibles. Me enteré cuando de adolescente, tú respetabas y consultabas mis opiniones como si yo fuera adulta o sabia. Cuando  después tomé mis decisiones jamás juzgaste lo que hice y ni siquiera preguntaste mis razones. Cuando te cobijaste en  mí como si fuera un árbol, cuando aprendiste mis juegos, cuando te hiciste araña mágica para desenredar los hilos de las puntadas que te pedía y lograbas siempre ir más lejos de lo que pensabas, asombrándome de nuevo... cuando me despediste a

De las deudas...

Llegamos a diciembre y como a todo el mundo me da por reflexionar y hacer recuento de lo que viví en este año. Y ahora, desde aquí, puedo darme cuenta de lo que me dijeron tantas amigas y amigos desde que tomé la decisión de venirme: ¡qué valiente! lo reconozco ahora que me veo lejos, que me siento sola a ratos, que me doy cuenta de que voy a comenzar de cero nuevamente o que me doy de topes cuando quiero hacer algo y no tengo a la mano una red social que de inmediato me auxilie. No, no fue sencillo decidir que volaría porque no era el tiempo, lo decidí empujada por mis circunstancias. No fue sencillo reunir el dinero para la mudanza, ni hacer cada uno de los trámites, ni encontrar cómo y a dónde llegar y mucho menos despedirme de cada uno de mis aprecios en mis alrededores. Cuando recuerdo la llegada del trailer a la calle de mi casa lo veo y me doy cuenta y me digo ¡qué bárbara! Pero de lo que más me doy cuenta es de lo bien acompañada que he estado a pesar de las distancias. Tod