


Muy de mañana llegó Sandra con mi sobrino César al departamento. Salimos a desayunar al mercado, colorido y perfumado porque estaban los puestos de flores. Tuve la intención de comprar nardos para perfumar la casa pero al regreso lo olvidé.
Ya en casa conversamos un rato para ponernos al corriente y finalmente emprendimos la salida rumbo al hospital. Llegamos a modo de comer en la cafetería, que tiene buena cocina y barata.
Entre tanto recibí mensajes de Pablita solicitando montones de golosinas... ya estamos preocupados pero como dije, será cuando salga de alta del hospital que veremos de convencerla de dejarlas.
El trayecto en el transporte fue diferente porque ignoro la razón pero había menos gente en el metro. Aunque ya en el metrobús sí hubo bolas y montones. Lo que me llama la atención ahí es que los hombres siempre ceden sus asientos a las señoras. Creo que esta ciudad es más civilizada de lo que la televisión -ya lo sabemos- deja ver.
Sandra llevó para Paola dulces regionales que espero no se hayan terminado para hoy.
Este medio día iremos a casa de Coquito a comer, como siempre, y ahí estará el Cosa esperándonos para ir al hospital para que al fin pueda ver en persona a su ahijadasobrina.
Tengo la sensación de que este día está más frío que los demás. Por suerte mi tía Tere también me mandó, entre otras cosas, un hermoso rebozo de lana que perteneció a su mamá y ahora tengo por herencia, delicioso y calientito.
El reporte médico indica lo mismo: Paola está en observación pero hasta ahora, el reciente Dopler indica que YA NO HAY INFLAMACIÓN, lo que nos lleva directamente a que siga recibiendo completa la dosis de medicamento y disminuya la de esteroides para ver si a partir del lunes le quitan sonda y comienza ya a tomar pastillas para su tratamiento ambulatorio...
¡Crucemos los dedos!
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