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Dos textos del día veintiseis


Uno
Otra vez confirmar que no tienes raíces, que hoja al viento de toca peregrinar, cruzar caminos, quizá mares, sostener otras manos o soltarlas.
Llorar pero sin detenerte ni aflojar tu esperanza, apretar fuerte los ojos y los dientes cuando la soledad te de su dentellada.
Otra vez sin saber en dónde para, a dónde se dirige tu destino, quién va a cerrar tus ojos.
"Levántate y anda", no hay que desfallecer ahora. Lázara, no te detengas, no te dejes caer, no pierdas estos pasos aunque te confundan, aunque tus plantas caminen sobre cardos, no caigas, no te hundas, no pierdas la esperanza.

Dos
No sé lo que hago aquí, ni cómo vine.
Este páramo salado que me agrieta los pies
calcina el pensamiento.
Falta el aire conocido y azul que respiraba,
ese aroma inocente como de hoja tierna.

Soy una hormiga que ha perdido el rumbo,
que no tiene conciencia.
No hay seres en estos alrededores infinitos,
ni siquiera sé si asomen las estrellas.
Sólo sé que es enorme el vacío que me llena,
y al tocar con mis dedos esta arena me doy cuenta:
estoy gritando en medio de tu corazón y tú no escuchas.

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