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Lluvia dentro y fuera...



Pues tanto que me gusta que llueva que para que no me queje, está lloviendo dentro de la casa. Encontramos a la lluvia plácidamente instalada en el comedor pero sobre todo en mi estudio: en donde está la chimenea, en donde está mi escritorio, a un lado de la puerta. Las paredes están empapadas, mis cuadros puestos sin ton ni son a salvo de goteras, y el ambiente helado.
A través de la ventana puedo ver cómo las ráfagas de aire disparan a la lluvia como rehilete y la delgada palmera de enfrente parece bailar el ula ula...

Hoy me tocó ir a ver un departamento en el que muy probablemente viviré. No queda lejos de aquí y por lo pronto, no encontré ninguna gotera. Necesita el calentador de agua, el tanque de gas y la instalación para la lavadora. Tampoco tiene clóset así que habrá que inventar algo. La dueña parece accesible y más tarde veremos si hay algún arreglo...

Por lo pronto me encanta que la casa en que vivimos huele a café en cuanto uno llega de la calle. Es el olor del hogar, la calidez de tener un techo. Para estas temperaturas y estas lluvias, me alegra tener ese techo y el café...

Por otro lado, me llama la atención y me sorprende gratamente, que la gente haya tenido la conciencia de no excederse con los adornos navideños. El planeta nos agradeceré no encender los miles de foquitos acostumbrados. Ya sea la crisis o la depresión, me parece beneficioso evitar todas esas cosas que como dije antes, me parecen superficialidades. Poner un nacimiento es muy agradable y no tiene uno que gastar en luces.
Pero lo mejor es compartir con los amigos esa taza de café, un pan dulce, una película, un abrazo. Dar, pero dar de uno mismo y de a deveras...

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Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...