Ir al contenido principal

Acrobacia china en Ensenada


El Festival de Zhejiang China en Baja California y particularmente en este puerto de Ensenada, nos permite ver una muestra pictórica en el Cearte que todavía no he visitado; pero me voy a referir al Conjunto de Artes Folklóricos Quyi y Acrobacia Zhejiang porque anoche tuve la enorme alegría de presenciar los números que trajeron, con el nombre de "Expresiones amorosas de Paraíso-Elegancias de Acrobacia".
Ya se sabe la increíble belleza de estos números en los que los ejecutantes nos muestran con una gracia sin igual lo que puede un ser humano llegar a hacer con su cuerpo y su mente, pero no dejo de alegrarme por seguirme sorprendiendo al mirarlos. Me deja con un nudo en la garganta tener la posibilidad, en mi propia ciudad, de presenciar ese milagro semejante al del vuelo del colibrí: magia, color y sobre todo, mucha, mucha disciplina y amor al arte, al oficio.
Presenciamos catorce números que arrancaron exclamaciones desde el primero hasta el último. Todo era perfecto: las luces, la coreografía, el vestuario, la música y desde luego, las suertes que hicieron los ejecutantes.
Quien ha visto los números con las sombrillas, los diábolos, los cristales, los platos, en algún programa de Circ du Solei, sabrá inmediatamente de lo que se trata.
Nos despedimos de pie de esa pléyade de estrellas perfectas, relucientes y sonrientes que al final accedieron con mucha cortesía a tomarse fotos con el respetable a pesar de estar muy descubiertos en la noche helada.
La muy nutrida asistencia hace notar que los ciudadanos están ávidos de actividades en ese recinto que fue por tanto tiempo esperado y que no termina de arrancar motores. La noche de las estrellas del Instituto de Astronomía, que también tuvo una asistencia más que numerosa, es parte de esas señales que hacemos para que Ensenada comience a crecer con paso firme en estas expresiones de arte y de cultura que tanta falta nos hacen.

Comentarios

Lo que más te gustó

Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio