Ahora sí estoy amolada con gripe. La noche fue difícil, tantito no poder respirar y tantote el dolor de huesos y cabeza. Zumbido en el oído izquierdo y la cabeza como un avispero.
El cuerpo intentando amoldarse a la cama y a la noche, sin conseguirlo por completo, siempre rezongando, quejándose de la molestia, del mal acomodo.
Té, agua y jugos. Alguna galletilla. Caminar como zombie por la casa, intentar alguna frase con la Nube, que me mira con los ojos de "qué quieres que haga".
Llevo días guardada en casa. La ventana me hace sentir a veces un leve paseo, cuando pasan las personas que vuelven del trabajo o cuando sale algún niño a jugar.
Ahora que todo el mundo está en su casa, ni siquiera los perros callejeros juguetones o traviesos he visto por aquí.
El domingo estuvieron de visita las gaviotas, paradas solemnes en mi techo y revoloteando en el solar de atrás de mi casa, merodeando las sobras de una carne asada.
El día está plano, sopla aire frío y mis macetas parecen agradecer el sol.
En la foto, la vista trasera desde mi patio, donde ahora no están las gaviotas.
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