
Gracias a las gotitas homeopáticas que me quedaban de Monterrey se ha combatido el dolor y ayer y hoy he podido caminar casi de manera normal y prácticamente sin dolor, por lo que hoy me animé a ir al teatro ya que vino una obra de Fernando de Ita al foro experimental del Cearte.
La obra, que el autor denomina "paisaje dramático"y se titula "La estación", recuerda el cuento de Arreola del Guardagujas. Actúan Pita Domínguez -que por cierto inició su carrera aquí en Ensenada- y Fernando de Ita Domínguez, un niño de doce años y el autor escribió para ellos la obra, creo que por eso en alguna parte el niño toca el violín, ya que es estudiante de secundaria y de ese instrumento.
Lo que nos pareció extraño sobre todo a Alex, que fue quien lo mencionó, y por lo visto no entendimos, es que los personajes, aunque conversan entre ellos, nunca se miran. Hablan todo el tiempo de frente al escenario, sin mirar a nadie y al menos en el caso de la actriz, la gestualidad es poca y no varía, aunque tampoco su estado de ánimo.
Eso no significa que la obra no sea buena. Varias partes del diálogo del niño me gustaron así como la evocación de los trenes, sus estaciones, su particular pulso que vive sólo en el recuerdo de algunos y que será completamente desconocido para muchos en la actualidad.
Por supuesto que la idea de que todos tenemos que abordar un último tren no es nueva pero el enfoque es poético y en general grato.
Como no soy experta en materia de teatro y sólo me guío por el gusto o la calidad de las actuaciones, puedo decir que la obra me gustó y salvo lo que mencioné de la actuación, todo me pareció bien.
Una cosa es cierta: en el poco tiempo que llevamos aquí hemos visto ya dos obras buenas, cosa que en Monterrey nunca pudimos hacer porque lo que les encanta es hacer teatro con hombres que salen de mujeres y esas ondas que ni son cómicas ni nada.
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