Llevo ya un mes con el problema de la columna y aunque el tiempo se me hace eterno, tampoco creí que había pasado tanto, es algo extraño.
Mantuve la esperanza de que una vez el neurocirujano viera mi tomografía lo siguiente sería conocer detalles y fechas para la operación. Al principio me daba miedo pero poco a poco me fui haciendo a la idea de que es lo mejor para poner un remedio definitivo y salir de este asunto.
Pero no hubo nada de eso. La consulta me deprimió porque mi problema es más severo aún de lo que imaginaba. Tengo dos hernias y tres discos calcificados además de no sé cuáles otros pequeños detalles. El médico ha pedido otros estudios para estudiar una alternativa de curación, que podría ser una intervención quirúrgica mucho menos severa que la requerida para arreglarme las vértebras.
Explicó muchas cosas, vimos mis huesos en tercera dimensión etcétera, pero por lo pronto aún no tengo solución para mi padecimiento porque no me recomendó la operación primero porque dice que sería muy grande, muy pesada, y segundo porque no me garantiza ni durabilidad ni que desaparezca el dolor, por eso quiere los otros estudios.
Lo peor, encima de la falta de movilidad, es esa increíble persistencia del dolor. Me cansa, me satura. A veces me desespera. Hace años que un médico me dijo que tenía que aprender a vivir con dolor. Así vivo, pero no he aprendido.
Alex dice que ahora sí habré de practicar meditación, a ver si en algún momento logro que mi mente controle a mi cuerpo. Lo veo en chino, la inmovilidad me desespera. Recuerdo que a veces en algunas terapias cuando escuchaba "relájate, relájate", se me paraban los pelos de punta sólo de pensar en quedarme quieta.
Pero la vida es un aprendizaje y mientras estemos aquí seguiremos aprendiendo.
Estoy triste por una razón: Sé que NO puedo seguir queriendo mi autobús amarillo. Es muy pesado dejar morir un sueño, aunque sea tan absurdo para muchos. Quizá simplemente llegó tarde a mi vida, no lo sé. Desde luego eso implica lo que para mí ha sido tan importante, que es trabajar con los niños. Es como si desangrara.
Mantuve la esperanza de que una vez el neurocirujano viera mi tomografía lo siguiente sería conocer detalles y fechas para la operación. Al principio me daba miedo pero poco a poco me fui haciendo a la idea de que es lo mejor para poner un remedio definitivo y salir de este asunto.
Pero no hubo nada de eso. La consulta me deprimió porque mi problema es más severo aún de lo que imaginaba. Tengo dos hernias y tres discos calcificados además de no sé cuáles otros pequeños detalles. El médico ha pedido otros estudios para estudiar una alternativa de curación, que podría ser una intervención quirúrgica mucho menos severa que la requerida para arreglarme las vértebras.
Explicó muchas cosas, vimos mis huesos en tercera dimensión etcétera, pero por lo pronto aún no tengo solución para mi padecimiento porque no me recomendó la operación primero porque dice que sería muy grande, muy pesada, y segundo porque no me garantiza ni durabilidad ni que desaparezca el dolor, por eso quiere los otros estudios.
Lo peor, encima de la falta de movilidad, es esa increíble persistencia del dolor. Me cansa, me satura. A veces me desespera. Hace años que un médico me dijo que tenía que aprender a vivir con dolor. Así vivo, pero no he aprendido.
Alex dice que ahora sí habré de practicar meditación, a ver si en algún momento logro que mi mente controle a mi cuerpo. Lo veo en chino, la inmovilidad me desespera. Recuerdo que a veces en algunas terapias cuando escuchaba "relájate, relájate", se me paraban los pelos de punta sólo de pensar en quedarme quieta.
Pero la vida es un aprendizaje y mientras estemos aquí seguiremos aprendiendo.
Estoy triste por una razón: Sé que NO puedo seguir queriendo mi autobús amarillo. Es muy pesado dejar morir un sueño, aunque sea tan absurdo para muchos. Quizá simplemente llegó tarde a mi vida, no lo sé. Desde luego eso implica lo que para mí ha sido tan importante, que es trabajar con los niños. Es como si desangrara.
Comentarios
Hay una étapa para morir y otra para renacer... ya has muerto ante la enfermedad y su sufrimiento, has (asi lo espero) sacado su enseñanza y mirado las cosas desde otra perspectiva, ahora corresponde renacer.
En cuanto a tu bus amarillo, sé lo que significa para ti, pero eso es sólo la forma, el motor de ese bus esta dentro de tí y eso nada lo puede detener. Te lo aseguro.
Un abrazo muy cariñoso y lleno de fuerza para ti.
Patricia (espero enviarte todo mañana) :)