Ir al contenido principal

Al perro más flaco...


A veces el dicho parece infalible. Antier y ayer estuve con dolor leve y podía caminar mejor. Eso me alentó para salir a regar el jardín, que no considero una actividad pesada siempre que no me agache y no se atore la manguera. Es una actividad que me gusta hacer porque me pone al tanto del avance de mis plantas: si ya está floreando el chile habanero, si pegaron las semillas de cempazúchil que espero tener para Día de Muertos, si el rosal blanco ya se recuperó de la plaga, etcétera.
Pero en algún momento, al terminar, di un paso que dio en un hueco y ahí estuvo: de nuevo el dolor galopante y la inmovilidad. De alguna manera llegué a la cama y no pude incorporarme después ni con la ayuda de Alex, por el dolor.
Para colmo, llamaron del laboratorio donde ayer me hicieron las radiografías dinámicas para decirme que me presentara de nuevo para repetir unas tomas por decisión del doctor.
Y un poco después me avisaron del consultorio del neurocirujano que vería hoy en la tarde que tendrá cirugía a esa hora y que me verá hasta mañana...
Con todo esto no puedo ni siquiera pintar porque ninguna postura me acomoda. Pero puedo escribir al menos, que es ganancia. Y por lo pronto estoy haciendo ejercicio de memoria recuperando algunos pasajes de mi vida que, aunque parezca increíble, he comenzado a escribir a petición del público. No que valga tanto la pena sino que he tenido muchas patoaventuras en la vida. O como dice de manera elegante mi amiga Estela: he vivido intensamente a pesar de mi corta vida...
Por cierto, en estos día he pensado mucho en Frida, en su padecimiento y su enorme valentía. Habrá que seguir su ejemplo.

Comentarios

Lo que más te gustó

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...