Ayer estuvimos en comunicación Alicia Olivera, desde Huajuapan, y yo, para seguir afinando detalles sobre el taller de Patrimonio Cultural que voy a dar en su comunidad.
Estoy más que emocionada porque serán cinco escuelas y calculamos cuarenta niños por grupo, lo que nos da un elevado número de asistentes al taller, sin contar con los que acudan al museo.
Los días serán completos: las mañanas en las escuelas y las tardes en el museo.
Lo que nos interesa es que el programa tenga continuidad porque hasta ahora, desde hace como diez años que empecé a hacer mancuerna con gente de allá para dar mis talleres, se han visto interrumpidos por falta de recursos principalmente para costear mi traslado porque diseño los talleres de manera que usemos materiales de desecho o muy baratos y cuando vivía yo en el DF algunos los conseguía donados de mis compañeros pintores y amistades.
Tenemos pensado hacer un libro de crónica escrito por los niños y deseamos que sea bilingüe porque algunos hablan mixteco y porque en esa región hay muchas lenguas que no debemos dejar morir. Claro que eso cuesta no sólo el esfuerzo sino también dinero y nos andamos quebrando la cabeza para ver cómo resolvemos.
Por ahora, pensar en volver a estar en casa de las Olivera, mi otra familia en Oaxaca, es emocionante por el cariño con que siempre me reciben y el tremendo agasajo en la comida y el paisaje en las afueras de su casa. Hasta me han dado semillas de flor de muerto para que siembre en mi casa y no sufra cuando ponga mi ofrenda porque aquí son muy escasas.
En la foto, Alicia es la de enmedio.
Estoy más que emocionada porque serán cinco escuelas y calculamos cuarenta niños por grupo, lo que nos da un elevado número de asistentes al taller, sin contar con los que acudan al museo.
Los días serán completos: las mañanas en las escuelas y las tardes en el museo.
Lo que nos interesa es que el programa tenga continuidad porque hasta ahora, desde hace como diez años que empecé a hacer mancuerna con gente de allá para dar mis talleres, se han visto interrumpidos por falta de recursos principalmente para costear mi traslado porque diseño los talleres de manera que usemos materiales de desecho o muy baratos y cuando vivía yo en el DF algunos los conseguía donados de mis compañeros pintores y amistades.
Tenemos pensado hacer un libro de crónica escrito por los niños y deseamos que sea bilingüe porque algunos hablan mixteco y porque en esa región hay muchas lenguas que no debemos dejar morir. Claro que eso cuesta no sólo el esfuerzo sino también dinero y nos andamos quebrando la cabeza para ver cómo resolvemos.
Por ahora, pensar en volver a estar en casa de las Olivera, mi otra familia en Oaxaca, es emocionante por el cariño con que siempre me reciben y el tremendo agasajo en la comida y el paisaje en las afueras de su casa. Hasta me han dado semillas de flor de muerto para que siembre en mi casa y no sufra cuando ponga mi ofrenda porque aquí son muy escasas.
En la foto, Alicia es la de enmedio.

Comentarios
Cuentanos despues, toma fotos, pasanos un poco, los que estamos tan lejos, parte de esa vivencia.
Un abrazo cariñoso para ti y para ellas.