Desde que estuve dando clases y talleres tanto de pintura como de literatura, debo admitir que mi producción de obra se ha visto limitada. Pero justamente ahora que no encuentro dónde trabajar y prácticamente no tengo alumnos, cosa que me deprime tanto, Alex me ha pedido que me concentre en pintar. Y eso hago. Va siendo tiempo de poner en marcha algunos proyectos que me han bullido en la cabeza desde hace tiempo.
Como el que ahora estoy realizando, un cuadro de 1.30 x 1.50 m que me traje nuevecito de Monterrey en la mudanza, y hace meses le hice un fondo sin saber exactamente para qué lo quería. Luego, ya en Ensenada, viendo algunas fotos pensé que podría usarlo para ponerlo en la cabecera de mi recámara y comencé a elegir la foto.
Lo demás ya fue cosa de poner manos a la obra, pero como aquí estoy experimentando más con la pintura acrílica, la ejecución del cuadro resultó todo un reto. Primero porque aunque no es tan grande, no había hecho otro de esa talla. Luego porque la pintura se comporta muy diferente de lo que es el óleo, que es lo que mayormente pintaba.
Descubrí que, para comenzar, la textura es distinta, no se puede empastar como con óleo. Y la paleta se seca casi al instante, al menos aquí que trabajo en el estudio con la puerta abierta y siempre corre mucho viento. Tampoco se puede usar tanta agua porque el efecto de acuarela no es lo que busco y en fin, que el tratamiento es totalmente diferente, voy explorando tanto con la forma y tamaño de los pinceles como en la manera de dar la pincelada. Mi paleta de color es la misma que para el óleo, la de la escuela impresionista que me parece tan brillante y limpia.
He trabajado dos días en el cuadro, si bien febrilmente, y ayer me estuve peleando en una mano que deformé por sobretrabajarla después de la mancha. Comencé a "sobar" la pintura, como decía mi maestro, y el resultado era un desastre. Decidí dejar esa parte y hacer algunas otras como la pijama de Alex y el buró.
Hoy amanecí cansada y apenas me he levantado, o sea que no trabajé ya en el cuadro porque al rato comemos y luego doy una clase. Quizá en la noche trabaje un poco pero no me gusta porque la luz es diferente y modifica los colores. Tengo focos de luz de día pero aún así prefiero con la luz natural.
En fin, aquí va esta primera entrega de lo que es la ejecución de un cuadro. Aunque he intentado un paso a paso, la verdad es que una vez pintando es difícil darme cuenta de otra cosa que no sea lo que hago y se me olvidaba con frecuencia seguir tomando fotos. Hago lo que se puede y aquí está para quien quiera aconsejarme sobre la composición y la técnica.
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Un abrazo, Patricia