Ir al contenido principal

Poesía errante en oficinas de C ONABIO



Reseña de Guillermina Echeverría Lozano
:
Yo llegué y colgué los poemas en el comedor que es una zona común que tenemos aqui en el trabajo y mandé la invitación por el correo.
Cuando estaba colgando los poemas varios de mis compañeros se acercaron a peguntar y les conté la historia de la poesía errante y también les envié por correo el texto que tú me mandaste. Algunos comentaron que escribían pero ninguno se animó a anexar un poema. Pero bueno, para mi lo importante fue tener esta muestra en un lugar donde nunca se habla de poesía y se habla poco de literatura.

Los poemas estuvieron ahi, tres semanas, y todos pudimos leerlos poco a poco o releerlos varias veces. No hubo fanfarrias ni eventos ni nada, los poemas simplemente pudieron estar con nosotros varios dias. Eso fue lo bonito.

Así fue la muestra de poesía errante en la CONABIO Liz.

Comentarios

Lo que más te gustó

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Laberinto. Poema Liz Durand Goytia, 21 de marzo Día Mundial de la Poesía

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...