Ir al contenido principal

Por fin





Como con los textos, habrá que dejar pasar algunas semanas para poder ver con algo de objetividad la obra y saber los ajustes que requiera.
Acostumbro colgarlos en la sala o lugar visible para estar observando y anotando mentalmente los cambios que necesiten.
Por lo pronto aquí va para todos, y agradeceré consejos y comentarios.

Comentarios

inespoe@gmail.com ha dicho que…
¿Son tuyos?

Pues dèjame felicitarte, me parecen expectaculares. No soy crìtica de arte, pero me gusta la belleza, la armonìa. Tus cuadros son hermosos, ese toque metaficcional que incluye al que pinta, en la pintura. Muy Meninas...


Saludos y ha sido un placer entrar...
Anónimo ha dicho que…
Liz esta realmente precioso, esta real, apareces antes de pintar las flores sobre la pared, y al ver el segundo cuadro con ellas lo aprecias aún más. Me gusto mucho, te felicito.
Un abrazo, Patricia

Lo que más te gustó

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Laberinto. Poema Liz Durand Goytia, 21 de marzo Día Mundial de la Poesía

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...