https://youtu.be/jtSpiF5q-Cg
Lenta, cadenciosa, dulce. Profundidades que surcan mis adentros, floto cuando las notas, de tan dulces, se ponen roncas, descienden al dolor, se extienden y me expanden, me hacen vibrar como una cuerda más.

Los mágicos dedos se posan ingrávidos sobre las cuerdas, como si con la sola voluntad hicieran cantar -a veces con sangradura- a las cuerdas.
La energía de la casa es generosa, clara. Los rincones son amables y dejan pasar a la música para que se aposente donde quiera, dejando microscópicas huellas vibrantes a su paso, pequeños ecos para recopilar después, cuando evoque la memoria estos momentos de música nocturna, lluviosa, adolorida y dulce.
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