
Recelosa, contiene sus jugos la naranja, que despide su aroma mientras la desgajo y sus olores se abren como pétalos cuando entran al jardín de mi boca.
De pronto una ráfaga amarga, un olor ofensivo y en mi lengua las agujas de una medicina casi rompen el éxtasis de mi desayuno.
La exótica canela me rescata: a punto de romper hervor, el agua recibe una varita que derrama olores como incienso. Tenue color en la taza, y en mi boca, sabores de la infancia.
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