Sube la lluvia y en mi techo crece, la oigo repetida.
Ya las primeras veces la escuché en la infancia, en Orizaba.
Oí su voz rauda y mojada, acompasada en sus goteras.
Lluvia de madrugada que embozó a la luna,
que tiene a la noche secuestrada y se extiende por la mañana.
Presagio de primavera con sus verdores y flores
lluvia de milpa y de cima,
de plata con campanas,
de calles y azoteas,
ventanas con destellos.
Lluvia de la monotonía, gota oscura.
Lluvia de truenos y relámpagos,
de figuritas redondas a través de la ventana.
Lluvia de llanto, de corazones rotos,
lluvia dulce que lava, que endulza los pecados...
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