Bueno, pues la antología que pretendo sobre la historia de esta comunidad, vista desde sus mujeres, parece que va caminando. El sábado fui a entrevistar a una señora que llegó en el año 64 procedente de Topolobampo pero nativa de Creel, Chihuaha, con una historia interesante.
Las demás me han enviado sus textos por correo electrónico y otras vienen a trabajarlo directamente a casa porque además debemos preparar los libros que vamos a crear con fotografías, recortes y pintura, a modo de arte objeto.
Pero primero la salud así que mañana voy a dejar plantados a mis alumnos y me lanzo de nuevo a Tijuana para recoger los resultados de mi electro y hacerme los estudios que faltaron. De paso voy a revisar un texto de una participante que vive en San Diego, en lo que me entregan los resultados de los análisis que me hagan.
Por otro lado, el taller voluntario que doy en Huajuapan este año tiene adeptas: me han confirmado tres amigas que irán conmigo para dar apoyo. Es la primera vez en muchos años que no voy a estar sola y no saben cómo lo agradezco. Mi amiga Julia que viene desde Costa Rica se hará cargo de la fotografía y Leti e Iris todavía no me definen la naturaleza de su ayuda.
Estoy feliz, trabajando en lo que me gusta y me da tanto, y además conociendo más sobre la historia de este barrio en el que apenas tengo un año. Este quehacer me permite integrarme a la comunidad de manera más fácil y relacionarme mejor.
El sábado tuve desayuno con el Yuni para que me explicara en qué consistirá el monólogo para la muerte, que me pidió para su película, misma que esperamos poder llevar al Primer Festival de Cine Conservacionista en Liberia, Costa Rica, en septiembre.
Definitivamente, este año es diferente y más que nunca queda confirmado que "no hay mal que dure cien años".
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