En el DF las mujeres guardan su celular en busto, y he aprendido que es cómodo y rápido de ubicar. También he visto en la calle, en los puestos callejeros, que se han instalado puestos pequeños en donde, como si fuera el salón de belleza, las mujeres se arreglan las uñas, poniendo las que ahora se usan, de acrílico, que me parecen tan extrañas. En plena banqueta las señoras se sientan por una hora en el banquito, para retirarse a seguir haciendo la compra del mandado con las manos más hermosas...
A tres puestos de ahí encontré un café diminuto en donde pude saborear un expreso cortado del tamaño de un cafe americano por la increíble cantidad de diez pesos, café de Chiapas...
Por fin el café Passmar, luego de tanto buscar. Primero devolví el Alelis special porque me lo sirvieron en vaso desechable, y una vez en taza, noté que lo más perdurable del sabor es el de las berries, ya que el del chocolate es muy discreto, pero el sabor del café me pareció demasiado débil, queda un dejo al final pero muy leve, de modo que pedí un express normal y se lo agregué. Definitvamente, una buena opción para probar.
Antes de todo eso, la visita al tianquis de antigüedades, donde pude comprar un candado y un aldabón, helados tradicionales, tlacoyos en el tianguis del sábado cerca de la casa esporal, y al final, para no venirme en blanco, mi torta de tamal a una cuadra del metro Lázaro Cárdenas, mientras esperaba a Alicia.
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Autorretrato, interior de la casa esporal |
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El detallazo de mi Feno en Miacatlán, Mor. |
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Lectura, festejo del Festival de la Palabra en la finca La Esperanza, Miacatlán, Mor. |
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Un cafecito en los alrededores del mercado Azcapotzalco. Expresso con pana, delicioso! |
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Vista desde la ventana de la casa esporal |
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Con mis hermanas y sobrinos en la Casa Azul |
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¡¡¡Al fin se me hizo conocer!!! |
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Magnificencia de nuestras raíces |
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Una hermosa botica en Garibaldi |
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Árboles en el DF, Col. Mixcoac |
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Al fin el café con toques de berries, chocolate y expresso... Una cafetería en el interior del mercado de Coyoacán |
Bueno, ya de vuelta a mi casa, mis cosas, mis espacios... cuesta trabajo desprenderse súbitamente de la costumbre que había establecido en otro espacio, las cosas en mi cabeza no se modifican a la velocidad del avión, y mi cuerpo no se adapta de un plumazo a los nuevos aires, a otros horarios... mejor así, descansar, decantar lo vivido, acomodar cada cosa en su lugar para recomenzar...
Encuentro el clima delicioso, y ya me tomé una botella de vino. Este sábado, el abrazo y la cocina con mis amigas, aquí, en esta casa que es de es de todos...
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