El paraíso que perdimos La náusea es permanente, la vida, herida siempre abierta. Vemos atravesar con armas las vidas más pequeñas, los alaridos de las madres no alcanzan el cielo, la muerte cierne sus alas descarnadas sobre todos los que no hacemos nada. Sentados frente al televisor vemos noticias como ver gusanos atestiguamos podredumbres perforamos la retina con imágenes de niños mutilados, de mujeres grotescamente violentadas, de máquinas perfectas, novedosas, que sirven para inutilizar la raza humana. Vemos ojos babeantes que violan la pureza de flores asfixiadas, bocas selladas con monedas falsas, cuerpos expuestos al peor de los postores. La náusea es permanente no quiero ver ni oír ni hablar por no sentir de nuevo que mi esperanza es un muñón, la tierra es un aullido que lo reclama todo, que escupe en estertores su reclamo sin que entiendan ni escuchen ni resuelvan porque cómo acudir a una palabra justa, a un gesto solidario, al beso de consuelo cómo cuando la soledad nos ha...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias