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La vida, la vida



Como saben, la vida siempre busca el modo de estar presente, de seguir, de no agotarse.
En el caso de las plantas, lo vemos con frecuencia cuando por más agua que les falte, siempre conservan algún brotecito, pobremente nutrido apenas con la humedad del ambiente.
Esta vez que estuve en Huajuapan, Alicia mi anfitriona me convidó unos piecitos de varios de sus cactus. Entre los que había en su casa vi uno que a ella le fascina por las flores que da. Me dijo que eran unas flores hermosas y luego pude ver que el cactus comenzó a florear.
Claro que me lo traje en una botella vacía de agua entre las cosas de la maleta sin grandes esperanzas de que pegara, por el clima, por la tierra y por el maltrato durante el viaje. Pero siempre me he llevado bien con las plantitas y en cuanto lo sembré se recuperó y siguió creciendo. Hasta el punto en el que, para mi asombro, está floreando.
Como se ve en la foto, tiene una gran ampolla que está a punto de convertirse en una flor estrellada, que ya verán cuando reviente.
Ah, la vida, la vida. Pensar que también nosotros somos como las plantas...

Comentarios

Pat ha dicho que…
Te he dicho alguna vez lo pacifíco que se siente entrar a tu blog?... leerte, incluso cuando las noticias no son buenas, me siento como en casa. Me encanta leerte Liz, me gusta sentarme a tu lado, tomar un café y conversar... así imagino tus reflexiones, una conversación cálida.
Un abrazo cariñoso ahh y otro para tu cactús. (¡No lo olvides!)

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