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Águila de Acero

Llamó a voces a mi puerta. Reconocí a la chica delgada y de sonrisa fácil que vino la semana pasada. Me preguntó si podíamos conversar y salí a la terracita para estar con ella.
Sus balbuceos indicaban ideas de persecución y muerte, un padre ausente, falta de hogar. Dijo que su padre está en Japón y que se llama de un modo muy complicado que parece seudónimo en clave. También dijo que Sergio la quiere matar y que sus hijas están demandadas porque no le dan sus tarjetas del banco, donde tiene mucho dinero que no puede sacar. Le digo que se ve muy joven y sonríe.
Me dijo que soy muy bonita, con su sonrisa fácil. Le pregunté su nombre y dijo ser Aguila de Acero, saber de contabilidad y tener cuentas con bancos en Hong Kong y Francia . Pidió que le regalara hojas en un sobre de papel manila.
Luego me dijo que si la puedo ayudar hablando con sus hijas y con su papá. Le dije que sí, y cuando me dijo que soy muy bonita de nuevo, le dije que ella también y con su sonrisa fácil me pidió algo de comer, o manzana. Recordó, seguro, que la semana pasada le di una manzana porque no tuve comida. Esta vez dijo que si algo de ropa. Le di la blusa que me regaló ayer Iris, y sé que no se va a molestar, la chica se ve tan desprotegida. Dijo, o entendí entre líneas, que la detiene la policía y la quiere mandar "demente", pero ella dice que no califica para eso. Habla mucho en algo que podría ser inglés sólo que tampoco se entiende.
Sonríe y se iluminan sus ojos cuando le digo que también es bonita y que voy a hablar con su papá. Me abraza y besa mi mejilla cuando le doy las manzanas y la blusa. Está en los huesos pero sus ojos brillan mucho.
Me da una ternura que conmueve hasta las lágrimas. Sé que Iris no se va a enojar. Dijo que yo soy una Cora, y me lo dice sonriente. Sé que es algo bueno y pido a Dios por las dos.

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