
La jornada de anoche fue incierta pero provechosa. Mis pinceles atorados comienzan a despertar, buscan caminos, resuelven combinaciones inusuales.
Experimento, intento dejarme llevar, no fijar una meta.
Arriesgo, corrijo arruino. Regreso a lo seguro, me decepciono, intento nuevamente... la tela se cansa, los pinceles protestan.
El frío hace presa de mi cuerpo, que sin que yo me lo explique se sacude, castañea. Miro de reojo el reloj que he evitado por buen tiempo y me resultan las dos de la mañana. ¿¡Cómo!? Si acabo de comenzar y eran las nueve...
Cobro conciencia de los pies cansados y de la temperatura. Ya sé que seguiré pintando en el sueño, que buscaré hacer colores imposibles, que estaré todavía presa de los pinceles.
Decido ser aliada del resto de la noche. Duermo.
Comentarios
Me parece maravilloso que, como dices, la tela se canse y los pinceles protesten, para que así nos pongan en nuestro lugar !!
Sigue pues, pintando en el sueño, creando nuevos colores y llevando a cabo nuevas ilusiones, sigue haciendo tus aliados al lienzo, los óleos y las cerdas de los pinceles.
Un beso.
Gustavo Sáenz