A veces una no puede creerlo, pero la vida sigue, exactamente igual que antes, durante y después de que nos ocurra una tragedia. Es el caso: tenía que poner obra en una exposición colectiva el día 14 y ni siquiera me acordaba por lo ocurrido con mi hermano. Cuando vi el tiempo estaba encima y salí corriendo el mero día para montar lo poco que llevé.
Al salir nos fuimos a un bar en donde la música fue increíble, una verdadera descarga, un pasón que necesitaba para dejar correr mi emoción. Rock del bueno, con buenos músicos y buena compañía.
Y el día de hoy, finalmente, se vinieron a despedir las nietas de Iris, que de paso se llevaron los trabajos que habían terminado del taller. Cansadas, de tanto argüende, paseo, mitote, fiesta, playa, sol, amigos. Pero felices y con la idea de retornar el próximo verano.
Cosas que terminan, cosas que comienzan. Eso es vivir, sencillamente.
Al salir nos fuimos a un bar en donde la música fue increíble, una verdadera descarga, un pasón que necesitaba para dejar correr mi emoción. Rock del bueno, con buenos músicos y buena compañía.
Y el día de hoy, finalmente, se vinieron a despedir las nietas de Iris, que de paso se llevaron los trabajos que habían terminado del taller. Cansadas, de tanto argüende, paseo, mitote, fiesta, playa, sol, amigos. Pero felices y con la idea de retornar el próximo verano.
Cosas que terminan, cosas que comienzan. Eso es vivir, sencillamente.
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