
En el ocaso, cuando la hora de las hadas,
cuando no es noche ni es día,
esperas esa sensación que te dará sorpresas.
Nunca se sabe por anticipado
si tendrás un cosquilleo feliz
o un doloroso graznido del ave solitaria.
Esa señal te asignará a la noche,
que alistará los sueños invocados:
quizá podrás volar sin alas
o regresar a tu pasado.
No sabrás cuántos sueños han poblado tus horas
despertarás entusiasta o cansada
según las posiciones de lo astros.
Y te preguntarás de nuevo
si con eso se llena cada día,
cuando por la mañana abras tus ojos.
Comentarios