
Mientras suenan los acordes, mientras la música se enreda en mis cabellos alrededor de mis oídos, claramente percibo cómo el tiempo se regresa, tengo brillantes los ojos, el corazón muy tierno, alborozado, y mi piel tiene el aroma dulce de la juventud.
Suenan las melodías y regresan los días al calendario, recuerdo con precisión de quién estaba enamorada cuando sonaba esa canción en la radio, cómo era el sol al entrar por mi ventana, de qué color eran las nubes.
Otra canción y ahora es un desgarre, un dolor, una punzada. Mi primera desilusión, la soledad más grande, las lágrimas, insomnios, malpasadas..
La música siempre me trastoca. A veces vuelvo a tener quince años, me convenzo de que estoy enamorada hasta el tuétano, y otras en cambio estoy segura de que jamás permitiré al amor que toque de nuevo a mis puertas, que mi amargura va a volver oscuro el universo, que mi dolor va a empantanar al mundo y que no hay posibilidades de ver la luz de nuevo.
Anoche yo leía y de fondo puse un disco de "oldies" que me grabó Alex. En algún momento me dí cuenta de que mis mejillas estaban inundadas. Pero si yo estaba leyendo, nada qué ver. Es esa travesura de la música que ya he padecido varias veces. No sé si el llanto me cura, me renueva. Sólo sé que la música hace eco en mi pecho porque dispara muchas cosas: recuerdos, emociones. Es más que ver fotografías, es como encontrar tu imagen en el espejo de hace treinta años...
Comentarios
Alguna vez escribí que el olvido sí tiene memoria y qué bueno.
Abrazos pendientes,
OA