
Aquí la ofrenda-instalación en el edificio de Moneda 4 donde al tiempo que recorría las salas con las exposiciones temporales, escuchaba un concierto de música cubana donde el pianista terminó aporreando el piano ante el desbordado entusiasmo de la concurrencia. El cantante era bueno y lamento no conocer el nombre del dueto. Si mi amiga Estela Guerra, presente en el concierto me lee y conoce a los artistas, sería bueno que nos dijera sus nombres para darles su crédito.
Como bien suponen, el corazón está hecho de flor de muerto y también me encantaron los candeleros de lámina.
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