Y de pronto, cuando menos lo esperas, cuando el silencio ha caído como nieve en tu esperanza y de alguna manera -anquilosada- comienzas a moverte hacia la resignación, empiezas a hacerte a la idea de que la vida tiene sus altibajos, tiene sus ratos malos o pesados o solitarios... así, de pronto, sin aviso, una sencilla palabra, unas cuantas frases, un código familiar y amoroso te disparan hacia la vida nuevamente con toda la alegría, con esa contundencia que infunde eso que creemos o queremos que se llame amor y nos redime del tedio, el abandono, la zozobra, y aún la distancia más cruel desaparece porque el amor cuando palpita cubre todo y nos germina y nos florece y nos hace creer en el olvido de todo lo malo, lo triste, lo pesado...
Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.
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