Tengo el firme propósito de mantener mi esperanza de pie, mirando ese horizonte incierto del año que se acerca. Pensemos que es para bien, que la paz y la alegría llenará nuestro tiempo, nuestras vidas. Que la buena voluntad hará que por fin nos reconozcamos hermanos. Que estas ansias por vivir más tranquilos nos conecten, nos concierten, nos hagan encontrar nuevos caminos que conduzcan a una vida más igual, menos dura, más serena...
¡Ayudémonos! Conectemos pensamiento y corazón para alcanzar esta pequeña pero al parecer inalcanzable meta. Insistamos en nuestra buena fe, apuntalemos la esperanza, confirmemos que somos una estirpe de seres humanos en busca de paz...
Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...
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