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Tengo perdido a un amigo...

No es que sepa mucho de su vida, porque prontamente, después de conocernos trabajando en Banco Mexicano Somex, en el DF, nos dejamos de ver, aunque sí nos hicimos buenos amigos. Hace quizá poco menos de un año me localizó por este blog y reanudamos la amistad por correo y leyéndonos mutuamente.
Supe que, pese a ser tan joven, tiene un hijo ya graduado, y que batalla contra su depresión que no sé si sea hereditaria porque en algún momento mencionó que varios hermanos suyos se habían suicidado.
Es una excelente persona, gusta del arte y la literatura y tiene un corazón diáfano, por más que le haga sus pasadas y la mente le complique la existencia.
Pero hace muchos correos que no contesta y me tiene preocupada. Ya no sé si es por los secuestros, pues ahora que anduve en la ciudad de México otro amigo querido sufrió la repentina ausencia de su yerno, que apareció una semana después, recién desempacado de un secuestro. O si estará tan deprimido que no puede leer ni contestar, o si será algo peor -la boca se me haga chicharrón-.
Recordar a Gustavo en este blog es traer su mirada profunda y analítica, su voz cálida, su empatía, su generosidad y su enorme corazón.
Desafortunadamente, todo eso no me alcanza: necesito saber de él.
Que todo esté bien para ti y los tuyos, y que estos vientos navideños nos den a tus amigos la buena nueva de tu retorno a la vida cotidiana.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Querida Liz, lamento leer esto, tal vez dar tanta información de él lo intimida más, cuando entra la luz a una habitación en penumbras, a veces ciega. Espero que pronto sepas de él.
Liz Durand Goytia ha dicho que…
Querida Pat, gracias por tu comentario, que me alumbra. Espero que no se sienta expuesto, aunque la verdad es que no tengo noticia alguna sobre su paradero o su estado. Quizá si me sigo concentrando en cualquier momento se aparezca...

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Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

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