

Desde hace tres años que llegamos a Ensenada, había yo escuchado que la fiesta del vino en el edjido El Porvenir era algo digno de vivirse. El caso es que nunca había ido pero esta vez mi amiga María me invitó a una comida en un rancho, y después a ir a la fiesta. Pasaron a recogerme ella y Alejandra, y llegamos en caravana con otros amigos a un rancho con viñedos y árboles frutales donde la familia nos recibió con frutos y comida.
La temperatura de 40 grados podía soportarse por el aire que se dejaba sentir, la vista de los cerros y los viñedos y la grata compañía.
María y Ale prepararon una exquisita sangría que bebimos como si fuera agua de jamaica, y comenzaron los viajes al fogón comenzando por unos elotes hervidos, deliciosos, y para servirnos arroz, consomé de borrego, la carne de borrego y frijoles. Salsas, tortillas y aguacate a discreción.
Como no comimos poco, fuimos a caminar y a tomar algunas fotos, y al volver a la terraza encontramos que se habían servido postres: higos en almíbar, pastel y empanaditas. Con duras penas pude probar la empanadita, lo único que pedía mi cuerpo era agua porque me deshidrataba por segundos.
Finalmente hicimos de nuevo la caravana hacia el parque del pueblo, donde la fiesta comenzaba. Armando y Marcia, como habían dicho, abrieron el baile, y las demás no nos quedamos atrás. Bailaron las señoras mayores con nosotras en rueda, así como los pequeños francesitos y sus padres, que estaban de vacaciones con los abuelos.
Afortunadamente la temperatura había bajado lo suficiente para ser muy agradable. Naturalmente, no tomé fotos de la bailada, eso corresponde a la imaginación de los lectores.
Para rematar, mi amiga Iris con su hijo Alonso fueron a recogerme y ya en casa, la regadera me recibió para refrescar mis pies adoloridos.
Eso fue ayer. Hoy me toca la fiesta de la Verbena, en compañía de Paola que llegará esta tarde.
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http://rendrijero.blogspot.com/2010/08/la-gran-cabalgata.html
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