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¡Ensenada!




Anoche fui al Parque Balboa en San Diego con David, el hijo de mi amiga Lety. Bellísimo, inmediatamente pensé que Julia querría ver esos árboles, distintos pero tan hermosos como los de su tierra. Vi la fachada del invernadero, con un estilo oriental hermoso, percibí el frescor de la noche, el aire frío, las luces de esa ciudad ordenada y silenciosa. Por desgracias no aprendí nada de Julia, pues no llevé mi cámara... Pensé en cuántos caminos me ha sido dado recorrer a lo largo de mi vida, pues comencé de niña, y la gratitud no cabe en mi corazón que se desborda.
Esta mañana, finalmente, he llegado a mi casa. Lety me trajo en su camioneta porque fue conmigo a una sesión de reiki con Deyanira, que por cierto me dijo que regresé de Costa Rica completamente depurada. Después Lety se fue para su casa en San Diego, yo salí a comer con Alex -me atasqué de tacos de pescado y más tarde tuve náuseas-, esperé a que Paola llegara la casa con Edgar, la acompañamos a comer y tuvimos que enterarnos de una terrible noticia casi al terminar, ya que la hermana de Edgar, súbitamente se sintió mal en su casa del DF, y al llegar el médico la hizo trasladar al hospital, donde acaba de fallecer.
Un poco caótico el regreso desde antier, pero nada fuera de lo que es esa manera que tiene la vida de hacernos sentir precisamente eso: que vivimos.

La lluvia me ha seguido desde Costa Rica: anoche llovió en San Diego, y por la mañana y hace rato, aquí. ¿Será que sabe que me encanta?

Por lo pronto, yo no dejo de pensar en la Esperanza, esa que me cayó en el plato en Pocosol y que me llenó los ojos con su verde tierno, con su patita coja. La guardo en el corazón, donde debería estar siempre.

Querida Pat: San Diego siempre está a una hora de mi casa, que es tu casa, es un trayecto corto que puedo realizar cada que quiera porque vivo en plena frontera, con todo lo que implica.

Y nada más para que se les antoje: esta tarde me hice un café chorreado con café de Costa Rica, y lo he tomado ya en la sala de mi casa, con mis perros a mis pies, con mis plantas verdecidas por la lluvia, con mis cosas asentadas y esperándome.

A petición del respetable que se toma la molestia de insistir sobre mi tratamiento para la columna, aquí pongo los testimonios gráficos que la querida Julia, con la cámara que ahora parece una extensión de ella, obtuvo aquella tarde para documentar ese otro aspecto de mi viaje, que también fue su motivo. Daniel, naturalmente, estuvo presente para darme apoyo moral... aunque ahora veo en la foto lo mucho que le costó; y el Dr. José Andrés Matamoros, médico Anestesiólogo del Hospital San Carlos. hijo del esposo de Julia, que me hizo el tratamiento sin cobrar y dicho sea de paso, ha resuelto la vida de muchas personas con la técnica que utiliza para dar alivio a la columna.

Comentarios

Pat ha dicho que…
No tenía idea que estabas en la frontera, me imagino que ha de ser bueno y malo. Liz, sabes que a veces, sin ningún motivo pienso en ti, en lo que nos cuentas y me encanta tener el minuto para leerte, es como correr un velo y ver la vida en su forma más simple, y al mismo tiempo tan entera.
Un fuerte abrazo querida amiga, espero que ese pinchazo no duela tanto como parece.

Lo que más te gustó

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...