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DELIRIO EL QUE CALCINA (de mi amigo Oscar Wong)

De pasión te estremeces moribunda.
EFRÉN REBOLLEDO


Rumor de sol.
Límpidos surcos en la fronda,
cascada ardiente sobre los párpados del día.
Mientras te espero la soledad asoma,
pende la ansiedad como una rama.
Cuando te aproximas mi corazón fulgura,
estalla en la pupila.
Delirio el que calcina eres.
Bienvenida.


1

El mar
-vastísima memoria sosegada-
aflora entre tus manos.
Cegada piel el mundo,
historia de azucenas tu mirada.
(Zumba la piedra en vuelo,
astilla la retina).
Pero alguien clama una canción,
mariposa escapando de la flama.
Y te busco
tras la piel titubeante del otoño.

2

Azul, tonalidades de agua.
Y rojos y amarillos.
Del gris al bermellón
tiembla la superficie del océano.
Gaviota prodigiosa el sol,
reverbera su chillido en la playa.
Del color a la forma
con un candor de espuma
emerges lenta,
inolvidablemente hermosa.
De envidia la brisa se estremece.

Tu cuerpo espiga luminosa.

Destellos de verano,
vastas alas pulsando primaveras
tu cabello.

Mediodía total.


3

Me gustaría amarte
mullida garra en la espesura,
incontenible como el dolor del parto.

Te amaría con violencia de tifón devastando embarcaciones,
con la fuerza de un volcán en el océano.

Renazco cuando acaricio tu mentón,
cuando te amo tengo el furor del rayo.

Conozco tu sonrisa.
Tiene de un recién nacido la ternura,
el candor del mediodía,
consistencia de la luz sobre la arena.

Ante ti
soy follaje incendiado por una mano inicua,
asfixia absurda en la garganta,
oscuro sol calcinando en los peñascos.


4

Te amo con suavidad de pantera caminando en la espesura.
Incisiva, tierna, brutalmente
como pétalo cayendo en el abismo.
Te amo con esa lentitud con que me doy al mundo,
con ansiedad de crisantemo deshojándose en el río.

Trémulo,
pedernal rasgando el firmamento,
te contemplo.
Me poso en ti como pluma en la borrasca.
Voraz te acaricio.
Fuego que arrasa la pradera soy.
Tiemblo.


5

Fuiste hecha para exaltar la vida.

Murmullos de la carne
en bocanadas raudas tus muslos se encabritan.

Refugio de los astros
tus ojos toman de la miel el color.
Alegre como el embate de la risa,
desnuda como una roca a contraviento
tu cintura.

Gimes entre las brasas del día.

Relámpago bajo mi boca
son tus pétalos erguidos.

Ahora rozo tu piel, pajarillo temblando.

Con violencia de espuma te estremeces,
como una piedra aguda te despeñas.

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