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Avances para el taller en Huajuapan


¡Vaya! Así como preguntando se llega a Roma, pidiendo ayuda igual se puede conseguir... Y gracias al apoyo de Mauricio mi hijo podremos imprimir los certificados para los niños, y también cubrirá el importe de mis pasajes de Oaxaca a Huajuapan ida y vuelta.
Tengo pendiente a otro donante del DF y a ambos les agradezco la confianza que depositan en mí para que sigamos adelante con nuestro proyecto.
A mis amigas y lectoras de este blog por supuesto que les prometo fotos y reportes, sobre todo a quienes conocen el lugar, como la querida Paty, pero se encuentran algo lejos. En efecto, recordar es vivir, amiga.
Anoche estuve pegando fotos y papeles para los cartes que hago como apoyo didáctico. Hubieran quedado lindos a colores pero no tengo tintas, así que los niños usarán la imaginación porque van en blanco y negro, aunque si llega el aporte del donante anónimo del DF, podría hacer las impresiones a color...

Por otro lado, porque la vida siempre tiene muchos lados, mi hermano está de nuevo en el hospital en espera de que la decisión que tomó de no hacerse hemodiálisis no le cobre tan alta la factura, aunque en el fondo todos sabemos que su situación irá siendo cada vez peor. Ojalá que luego de todo lo que ha estado padeciendo se resuelva a seguir los consejos médicos y haga lo que corresponde, siquiera para aminorar el dolor...

Yo por eso quiero mi autobús amarillo.

En el gráfico, el Señor Ocho Venado, nombre que lleva la Asociación Cultural que formó Alicia.

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Poema para los niños migrantes

Para los niños migrantes Temprano te salieron alas y esparces la ceniza de un vuelo inesperado. Vuelas hacia una tierra prometida que no existe , donde leche ni miel encontrarás. Encerrarán tu vuelo en jaulas y el miedo que aprendiste a dejar lejos regresará a morderte por las noches. Ningún río te besará con agua fresca, ninguna señal de la cruz sobre tu frente te va a guardar de la amargura. Somos testigos de la decapitación de tu infancia, de tu niñez hoy preñada de dolor, de pies cansados y ojos secos. Que la vergüenza nos cubra cada que te preguntes o que pidas, que el corazón nos duela hasta que tengas alas con vuelo renacido.

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Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad

Recordando la vieja máquina de escribir...

Estoy fascinada porque un amigo me puso un programita en mi compu que hace que cuando escribo mis importantísimos asuntos, mi teclado suene como máquina de escribir... Es que recuerdo aquellos tiempos en los que las colegiaturas de mis hijos y nuestra manutención dependían de la velocidad y ritmo de ese mágico sonido... En esta foto, la imagen de la primera máquina eléctrica que me tocó usar, cuando llegué a la ciudad de México a trabajar en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Un tiempo después ésta fue mi favorita, la máquina de esfera, porque le podía cambiar los tipos de letra y hasta el color de la tinta porque había cintas de color sepia. Se me descomponía con frecuencia hasta que el técnico descubrió que yo era demasiado rápida al escribir y se trababa la esfera, já já. Además de trabajar en una institución, ponía anuncios en el periódico para mecanografiar trabajos. Desde luego lo más socorrido eran las tesis, hice muchas pero además me tocó hacer el directorio