La casa de mi infancia
Se desvanecen sus paredes
entre los calendarios.
Ya casi es el otoño.
Los mosaicos de la entrada
perdieron sus colores
con el agua del tiempo.
Cuando duermo estoy de caza:
toco sus puertas, examino sus pasillos.
No la encuentro.
La casa de mi infancia
no está en mis manos ni en mis sueños.
Mi casa, si existió, ya nadie sabe dónde.
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