Ayer dije que tengo una rajadura en el alma por donde comienza a entrar el adiós. Mis plantas se están yendo poco a poco, mis libros ya no están en los estantes y de repente no tengo qué ponerme si hace frío: un cuarto está lleno de cajas y maletas y la vitrina del comedor está vacía. También llegaron los cuadros que he pintado y que serán vendidos en una exposición.
Avisé a mi casera que me marcho: no hay vuelta atrás. El corazón se me sofoca cuando pienso que cada vez estoy más cerca de ejecutar la decisión que tomé hace poco, precipitada por las circunstancias.
A seguir, a comenzar, a tejer de nuevo redes ahora que hay mucho sol para entibiarse los huesos y el alma, ahora que la vida me dispone otra vez un camino nuevo para que siga averiguando a dónde debo llegar.
Aquí dejo esa parte de mí que quiso tomar cada persona que me conoció y me dio la parte de su corazón que su generosidad le dictó. Mis amigas irán a visitarme y les creo no porque me lo digan de consuelo sino porque nuestros lazos ameritan que nosotras nos veamos, abracemos, conversemos...
Estoy alejándome ya, guardando en mi cantarito cada cosa que me ha dado este lugar, sus vientos, su desierto, sus gaviotas, su mar, su gente buena y afectuosa.
Cada vez más cerca de lo que no sé cómo será, cada vez más cerca de ese río Orizaba que me ha llamado desde niña, que se llevó las flores que me hicieron tirarle para que se llevara mi tristeza pétalo a pétalo... cada vez más cerca de seguir averiguando quién soy, de qué estoy hecha.
Avisé a mi casera que me marcho: no hay vuelta atrás. El corazón se me sofoca cuando pienso que cada vez estoy más cerca de ejecutar la decisión que tomé hace poco, precipitada por las circunstancias.
A seguir, a comenzar, a tejer de nuevo redes ahora que hay mucho sol para entibiarse los huesos y el alma, ahora que la vida me dispone otra vez un camino nuevo para que siga averiguando a dónde debo llegar.
Aquí dejo esa parte de mí que quiso tomar cada persona que me conoció y me dio la parte de su corazón que su generosidad le dictó. Mis amigas irán a visitarme y les creo no porque me lo digan de consuelo sino porque nuestros lazos ameritan que nosotras nos veamos, abracemos, conversemos...
Estoy alejándome ya, guardando en mi cantarito cada cosa que me ha dado este lugar, sus vientos, su desierto, sus gaviotas, su mar, su gente buena y afectuosa.
Cada vez más cerca de lo que no sé cómo será, cada vez más cerca de ese río Orizaba que me ha llamado desde niña, que se llevó las flores que me hicieron tirarle para que se llevara mi tristeza pétalo a pétalo... cada vez más cerca de seguir averiguando quién soy, de qué estoy hecha.
Comentarios
Tengo poco de conocerte, pero sé que extrañaré tu presencia física. No obstante, agradezco las semillas y los frutos que aquí dejas. Se requiere de valor para cerrar capítulos, cargar todo en la maleta y partir para reiniciar la vida en otra parte, eso me queda en el corazón. Muchas gracias por todo y espero que podamos vernos de nuevo.