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Cada día, un logro

Al fondo está Orizaba, para allá van mis alas
Primero, por abrir los ojos, percibir la luz, comenzar a moverme, tomar mi café matutino y comenzar a configurar mentalmente mi día. Los pendientes, siempre tantos en estos días, las emociones en el sube y baja, el bálsamo para mis oídos que es escuchar a los pájaros mientras estudio, a pesar del radio a todo volumen de los albañiles que construyen atrás de mi casa un edificio que ya no me deja ver el cielo desde mi ventana...
Me aferro a cada cosa bella, que aún pequeña, me rescata de la ansiedad que con frecuencia quiere hincarme sus dientes últimamente.
Ayer tenía la angustia de no saber a qué casa irme en Orizaba porque mi único prospecto parecía desvanecerse, el dueño de la casa en renta no respondía mis mensajes ni llamaba y eso hacía que mi mente configurara un plan B que sería oneroso y pesado, generando angustia.
Esta mañana me mandó un mensaje: "formalizar" el apartado de la casa para que yo pueda rentarla. Esas pocas letras cambiaron mi panorama, una tremenda emoción y gratitud entraron a mi corazón y levanté mis manos en alabanza por volver a ser privilegiada, por no estar sola, por tener estos consuelos cuando las cosas están complicadas...
Así que cada vez más cerca de mi tierra, cada vez con el corazón más aliviado y la esperanza más crecida. No importa que estén acabando los verdores en la casa donde habito porque se están llevando mis macetas, no importa que parezca un campamento con tantas cajas encimadas y repisas vacías... pronto tendré un nuevo espacio para explorar y convertir en hogar.
Gracias Dios, por mi vida.

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