




Cuando te fui a buscar a Cactus, tu oficina, quiso el destino que tú estuvieras en Copala atendiendo a tu cita con una muerte cruel, artera, injusta.
No supe cuántas balas atravesaron tu cuerpo rotundo, tu sonrisa plena. Pero sé que tú no eras ese cuerpo lastimado que los esbirros nos dejaron, igual que sé que seguirás siendo pitaya roja, sueño y esperanza.
Descansa en paz, amiga, en ese último lugar en donde nunca esperamos encontrarte.
Germinan las semillas con la lluvia aún en la más árida tierra, esa Tierra del Sol donde depositaste cada día de lucha mirando por los otros.
Seguiremos honrando tu memoria, mujer amalgamada de cactus, raíces y pitayas, con tu grito y tu sed eterna de justicia y equidad.
Descansa en paz en nuestros corazones, hermosa joven amiga, tú, la que te fuiste, la que siempre refulgirá como una flor porque nunca, lo sabes, lo sabemos, nunca serás ese cuerpo ultrajado que nos dieron.
Las fotos: Julia Matamoros.
Comentarios
Wow...me quedo muda...
Qué horror! Ya había leído el nombre, pensé que lo recordaba pero no tenía la certeza...
=(
Un abrazo y suspiros!
Ophir
Un abrazo