Sí, debo explicar que para mí la frontera fue, por mucho tiempo, algo lejanísimo en todos los aspectos, comenzando por el geográfico porque yo vivía en la capital del país, el D.F. Por tanto, pensar en viajar a los Estados Unidos implicaba tener una buena cantidad de dinero, primero para pagar el avión que ya sabemos que en este país es verdaderamente caro, y luego porque habría que llevar dólares. Total, poca gente podía hacer ese viaje y a mí ni siquiera me interesaba, al menos no mientras no pudiera conocer siquiera Oaxaca. Luego me vine a vivir al norte, y al cabo de un tiempo comencé a ver que la frontera es especial, es una especie de limbo porque ni está aquí, ni está allá, dijéramos a manera de Cantinflas. Porque para los norteños México está muy lejos y tienen más afinidad con los gringos por la simple cercanía, y porque si admitimos que la penetración cultural y comercial de los norteamericanos se echa de ver ya bastante en el centro del país, en la frontera es apabullante: ...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias