Nunca deja de sorprenderme la maravilla de los viajes. Dormí en la ciudad de México y por la noche ya estaba en Ensenada, en mi cama, en mi hogar, respirando otros aires...
Llegué más que cansada y en media hora me quedé dormida. Desperté un poquitín tarde -para mis estándares- y con mucha pereza comencé a desempacar.
Iris fue la primera en llamar, y también Yadi, para darme la bienvenida. ¡Ay amigas, amigas, mis tesoros donde quiera!
A la hora de comer, al jardín de la oficina de Piere para la carne asada por el cumple de Paola. Comí cual bestia y todavía tengo dolor de tripa.
Ahora, a retomar mi rumbo -que a veces tengo perdido- y mi rutina.
Por cierto, aquí siento un calorón, comparado con el clima de México...
Ah, y ayer la visita de las hormigas en mi casa fue más que impresionante...
Llegué más que cansada y en media hora me quedé dormida. Desperté un poquitín tarde -para mis estándares- y con mucha pereza comencé a desempacar.
Iris fue la primera en llamar, y también Yadi, para darme la bienvenida. ¡Ay amigas, amigas, mis tesoros donde quiera!
A la hora de comer, al jardín de la oficina de Piere para la carne asada por el cumple de Paola. Comí cual bestia y todavía tengo dolor de tripa.
Ahora, a retomar mi rumbo -que a veces tengo perdido- y mi rutina.
Por cierto, aquí siento un calorón, comparado con el clima de México...
Ah, y ayer la visita de las hormigas en mi casa fue más que impresionante...
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