Después de la cena con el exquisito pozole que hizo mi hermana Sandra en su casa, y luego de un rápido regreso a casa dado que el tránsito había disminuido, dormí lo que pude tomando en cuenta que Pablita salió tempranísimo al aeropuerto...
A las diez y media, café con las chintololas, como casi cada que vengo. Las desiertas calles de la mañana lucían extrañísimas en esta metrópoli, sin aglomeraciones ni vehículos saturando las vías.
Celebramos sin proponérnoslo, once años de ser poetas chintololas. Me alegra que sigamos por estos rumbos de la poesía pero sobre todo, de la amistad.
Por la tarde, comida con Gaby y Adriana, mis queridas y encantadoras primas, para volver a casa antes de que se nos cayera el cielo encima como todas estas tardes...
Pablita en Ensenada, rumiando su regreso, y yo próxima a marchar... ya siento la nostalgia.
A las diez y media, café con las chintololas, como casi cada que vengo. Las desiertas calles de la mañana lucían extrañísimas en esta metrópoli, sin aglomeraciones ni vehículos saturando las vías.
Celebramos sin proponérnoslo, once años de ser poetas chintololas. Me alegra que sigamos por estos rumbos de la poesía pero sobre todo, de la amistad.
Por la tarde, comida con Gaby y Adriana, mis queridas y encantadoras primas, para volver a casa antes de que se nos cayera el cielo encima como todas estas tardes...
Pablita en Ensenada, rumiando su regreso, y yo próxima a marchar... ya siento la nostalgia.
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