En la reunión hay pura fauna local hippie, departiendo; somos bastantes pero cabemos bien en casa. Hace años somos amigos, nos encanta estar juntos y pasar tardes charlando, comiendo y bebiendo. Hoy alguien comentó que uno de nuestros amigos, el pintor, tendrá una despedida en el centro de cultura porque se marcha de la ciudad, de modo que salimos de la casa para dirigirnos a su homenaje. Vino algo de gente, todo el mundo conoce al artista. Me gusta este espacio de aspecto rural con su olor a madera. Entre el público se encuentra este hombre alto que me presentaron en la casa, con sus dos hijos pelirrojos, igual de serios que él, con su mismo aspecto frágil. El niño mayor –de unos diez años- me platica que está triste porque se marchan a otro lugar y no quiere irse. Disimula una lágrima y su desesperación. Le digo que puede contarme lo que sea, que me encantará escucharlo. Le pregunto su edad y me dice que tiene 21 años. Sonreímos y lo abrazo pero esto provoca su llanto. Le di...
Retrato de mis días, aventuras en la pintura, la poesía y demás estancias