
Se me atraviesa la llave del sur que trajo una ave amiga, tan hermosa que todos habrán de verla.
Siguen la música y la lluvia, ya comienzan las manos a buscar los hilos que tejan las urdimbres de la llave, que borden las roturas de corazón, que impregnen con la noche las puntadas, ensartadas con la punta de una estrella.
Se teje y se borda así cada noche, cada latido, cada enloquecimiento, cada imaginación...
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