Ir al contenido principal

Cambio de canal: cumpleaños

No, el mío ya pasó. Pero hablo de otro que de todos modos me toca, y es uno de los que me convirtieron en madre. Es el cumpleaños de mi hija y por si a ella no le parece no mencionaré su edad. En éste que es uno de sus dos cumpleaños, recuerdo de nuevo cómo deseaba tener una niña. En aquel tiempo no había ultrasonido, no tenía posibilidades de saber si era niña o niño, y todavía en una de las últimas citas con el médico nos hacían radiografías para saber en qué posición se encontraba el bebé.


Recuerdo que la doctora que me atendió en urgencias me preguntó ¿Si es niña, cómo le va a poner? Le contesté. ¿Y si es niño? ... ¿Y si es niño?... Silencio. No tenía yo respuesta. O mejor dicho, "Tiene que ser niña". Vino la reconvención por parte de la doctora, que no me fuera yo a traumar si no era niña, que no fuera yo a hacerle daño a una criatura, que esto y lo otro...
El caso que, como siempre, Dios me escuchó y tuve a la niña, porque ya tenía al niño. A esta niña que con las lámparas de sus ojos me ha llenado la vida. La que a demás resultó desde siempre ser la más bonita de los alrededores, muy simpática y tiernita.
La que ahora que es mujer me sorprende gratamente con sus convicciones. Esta chica me enternece porque siempre tiene a su niña a la mano: cuando sigue comiendo dulces como enana, cuando juega con sus perros, cuando se asusta de subirse a la bici como si fuera más difícil que manejar su vida.
Me sigue recordando a un remolino, a un faro, a una muñeca.
Me hace sentir, cada día, aquella misma felicidad que me hizo grande el pecho al escuchar a la doctora en la sala de partos: "¡Ay Elizabeth: es niña!", pero a la vez diciendo "¡Se salió con la tuya!"





Comentarios

Lo que más te gustó

Esta mañana Dr. Chipocles

Desde la cama me puse a ver noticias. Sé que no es -ni con mucho- la mejor manera para levantarse, pero lo hice sin pensar. Encontré que estaban dando un reportaje acerca de un médico en el Hospital de Pediatría de la ciudad de México, en donde todavía ando por suerte. El doctor especializado en oncología ha sido bautizado por sus pequeños pacientes como "Dr. Chipocles", que es la manera que tenemos los mexicanos para denominar a alguien que es muy bueno en lo que hace, y lo que no sé es por qué se eligió el nombre de un chile -chipocle, chipotle- para eso. El caso es que este médico inusitado es tan sensible que no solamente se disfraza de distintas cosas para ir a trabajar como el famoso Dr. Patch Adams, sino además, al ser entrevistado sobre su trabajo, termina diciendo, con la garganta cerrada y lágrimas en los ojos, que se considera un ser especial por poder hacer el trabajo que hace. Y lloró cuando mencionó a sus niños enfermos que ya no están con nosotros. Tengo que ad...

Sorprendente

Hoy tocó la revisión médica de Paola aquí en Ensenada. Le habían pedido que se hiciera unos estudios para ver las condiciones del hígado y una biometría hemática. Tiene ya casi un mes que le disminuyeron los medicamentos, y en lugar de 39 pastillas semanales, ahora toma nueve. La sorpresa para la doctora y la enfermera que la atienden, fue que los resultados del hígado son normales, y no tiene anemia. Dijeron que en 20 años, es la primera persona a quien se da un tratamiento intensivo por seis meses y además, no aparecen secuelas del medicamento. Sí, sorprendente, pero ¿sorprendente? ¿Y las veladoras con las mejores intenciones que llevaron mis amigas poetas a la Catedral en Oaxaca? ¿Y todas esas energías positivas que desde el fondo de sus corazones me enviaron familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos cuando me veían penando por mi hija? ¡Claro que tenía que resultar! Ahí está ella, la princesa del poema Ojos de veladas lunas, ahora radiante, con más dinamismo y con aspecto ...

Cuando ronda la muerte

En realidad todos estamos a las puertas de la muerte. Cuando niños, mis hijos se asustaban cuando yo decía "no sé si mañana voy a amanecer muerta" pero es algo que siempre me ha quedado claro. Lo difícil es aceptar la otra muerte, la de alguien más. Y últimamente he pasado ya algunos sustos. Porque por más que sepamos que es un paso más, nos asusta tener que prescindir de quienes queremos, nos duele no verlos cuando se nos antoje, nos martiriza pensar en no tener más sus palabras... Y ahora pareciera que le toca a él, al más fuerte de mis hermanos. Todos son unos animalotes como siempre he dicho, pero él ha sido diferente. Si se marchó de la casa a los once años con un circo que visitaba Orizaba, es porque era diferente ¿no?. Pasaron años hasta que dimos con él y cuando volví a verlo parecía una estatua: enorme, bien formado, moreno y con un vozarrón que dejaba clara su presencia. Decidió como pocos que viviría la vida a su manera, y ha sido congruente. Por eso ahora me dice...